miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fruto convulso (El lado en que vivís). Efraín López Nieto.

 

poema en blanco


llega con suave oleaje el sueño
(los fantasmas pelean por los muros)
especialmente tierno y saliendo de vos misma
viene desembocando por tus ojos
lame entonces mi lengua tu latido
veo cómo se extiende al otro lado de la llama.
en mitad de la noche tu cuerpo es mi deseada ciudad
en sus calles me ciñe tu fragancia con extraño poder
mi piel hace el estruendo que una casa vacía encerrara
se tienden disparadas hacia el fuego la epidermis los vastos terrores
se borran las paredes de lo cierto.
la noche se acurruca en la quietud.
una espiga es la última luz.
un ojo
el reducto postrero del agua.


poema en ojo


sin embargo el lluvioso mes dobla hacia un lugar
del verano y nada impide las banderas del ocaso que continúa.
amás y conocés oscuramente tu amenaza como un barco
extendiéndose
los remansos del tiempo     los cepos de la soledad
el deseo como un casco en asedio.
a veces una furia llamea espaciando la niebla,
el amor desenfunda su brillo a medianoche
insiste en su latido
sus antiguas   pesadas armas nunca cesarán de atormentar.
por él apaga la fatiga su blando motor
la ternura es tu espada y solés combatir sin descanso
el cuerno de la luz
apresta tu vasto corazón de animal en reposo
salís al frío de la ciudad cantando una roja canción
que comienza por incendiar las hojas
las frescas casas
el mediodía


la profunda


entonces te apoyabas en mi hombro como una flor de pesada cabeza que se inclinara con la lluvia. allí quedó tu llanto  el rastro de atormentado caracol de tu corazón y las sombras que en esos casos pasan a invadir los rincones del alma como un agua exactísima no eran humo ni huella sino apenas cenizas  tenue voz de luciérnagas en mis ojos cerrados. en todo caso estaba tu paraguas pegándose a la tarde   como un fraile extenuado devolvía las nubes a sus nidos y cobijada con sus alas nocturnas la lluviosa esperanza de los dos. ah mi espeso camino dolorido de ayer en donde están caídos como hojas los rostros   los ojos de naufragio  los adioses de frío. ahora sin embargo estas vos enseñándome el rencor de la gente   el peso de la espuma. estás vos en la tierra y tenés gusto a larga residencia o rocío   a la lenta extinción que reposa en tu cuerpo al pájaro delgado de la luz lunar  al filo de tu sombra: la sombra de agua eterna que deja tu inocencia.



dirección


estoy viviendo de lo intenso que de nosotros irradia
de lo que como un faro mi alma espesa derriba
eso que aun dañando en lo profundo no es espada
sino tu mano roja que interrumpe mi sueño.

si hay algo que te busca tiene nombre de pájaro
y el olor a lo hundido del océano en celo
es directo y tan pálido  tan hacia vos dirigido
que ni el sueño me ampara de tus ojos mirándome.

lo que a morir conduce sale desde mi pecho
y no se apaga nunca: un olor escapado
hacia el limo. hacia nunca sería capaz de ensombrecerme:
mirá el viento qué triste   qué tristes las magnolias  el agua


mujer de papel


vivís entre páginas verdes
con un escudo peruano
mochuelo de rostro dorado   y el agua
no te puede destruir.

qué del ojo rosado que reposa
en tu vientre   de tus costillas
tus anillos de cristal dividido
con monumentos lácteos al este y al oeste.

dónde se edificó tu pie de niebla
con sus cinco metales ordenados
qué piedra dio la sangre navegante
que dulcifica tu esqueleto

el río de ceniza del sueño circula
y dulce pasás vos y verde tu pasaporte


límite


la noche se cierne
más allá del tiempo
H. P. Lovecraft

hoy seguiré hacia el sur
más debajo de donde el mar se ha callado
donde el río Zeíoni
golpea el Talud de los Sueños
y desordena el fuego en la memoria.
allí encontraré reposo.
ni mi padre
ni mi madre  me lo dijeron.
hace tanto frío. adiós.
el hombre está colgado
de la insistente cuerda de su vida
y en una mueca hace adiós.
agitando el badajo de su lengua.
el sol se ha ido con los pájaros
lo oscuro
no será perturbado jamás.


el tigre


a pasos lentos el amor avanza
es sigiloso  cruel
como un tigre que e pronto comprende.

he de llegar
sin olores o sangre
dilucidando el tiempo
como si no existiera.
eso dice.

yo que lo siento apenas hablo.
yo sólo sé que nada permanece
que en mi muerte todo es de otra manera;
este sueño es distinto
pero el toque de la zarpa es el mismo.
el latido de la carne es el mismo
el polvo que golpea en la cara es el mismo…

húmeda


la mañana es un golpe de luz  tiembla en mi mano
furtiva que te produce sobresaltos
en la difusa claridad del cine
sonámbula batalla. orgasmo. sueño. fin
del adusto lamento de la noche
y es un pájaro huyendo
la memoria del roce de tu piel.
resplandecientes   oponiendo
las caras tiernamente   avanzamos
devastando el murmullo del mundo que amanece
nunca estuvimos tan al borde
de la inocencia húmeda
húmeda  todavía.

poema


las letras de un antiguo poema
y las de éste que ahora escribo
son iguales
cada cosa es siempre igual a sí misma.
¿ha cambiado algo desde entonces?
el día sigue su curso
y nada debe alterar el equilibrio del mundo.

nosotros somos un poco más viejos cada día
mas a quién puede importar ese lamento?
apuremos el vaso de la vida hasta el fondo
quién sabe si más acá de diez pasos
hay un abrazo fresco   no esperado
un cuerpo que palpita en la sombra.
tendrá el hombre derecho a lamentarse
de la fugacidad de su pellejo
si sabemos que hay cosas que trascienden al hombre?
¿puede decirse que todo sigue igual
y que habrá equilibrio no alterado
hasta el fin de los siglos?

puedo decir que estoy vivo
y que he escrito este poema.

ausencia en la cafetería


el día se desviste   aja su luz
queda caído entre las casas
agonizando con furor de apariencia.
un gran helecho apaga la ventana.
el viento desfallece entre los autos.
he visto palpitar la avenida que no existe.
semejante en eso al amor.
el sol araña los cristales:
última sangre que resbala
entre las papas fritas   la llovizna
las muertas mesas   el café.

mito del aire


con el gentío
hierve el aeropuerto.
hay turbinas tragándose la tarde.

un estremecimiento
que se adelgaza en pez   en frío luminoso
y desanuda llantos y pañuelos.

el tiempo se ha encogido.
el estruendo desparrama el verano.
el aeropuerto queda
anclado en su fragancia de estatua gris
fijo al sol oxidándose en la hora
que un instante la nave aprisionó:
en una irreal piscina ya navega
(suspendido
fruto que balancea su fragor)
y en dirección del sueño sigue
la plenitud de lo callado.

mi mujer vive


el hombre está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol
y anochece de pronto
Salvatore Quasimodo


mi mujer vive en esta ciudad
aquí en tegucigalpa desde que tengo noticia
y la noticia que les digo es larguísima;
viene del centro en bus o la colonia o viceversa
nunca almuerza en macdonald’s
                                                         allí no come hamburguesas
                                                          allí no toma café
se pasa la vida repite y repite en una escuela
a niños que todavía no conocen ni la o por lo redonda
ríe
     se cura con dristán de la gripe
sueña despierta enfrente de los escaparates
                                                   va al cine
oye noticias en el radio
                                      no fuma
                                             no bebe
                                                           lee de vez en cuando
y sobre todo a un nobel italiano que le gusta bastante
tanto que si atardece
tanto hasta oscurecer
sin que los niños hayan hecho la tarea todavía
mi mujer va y agarra la noche en crecimiento
por las puntas
le da la necesaria vuelta de calcetín
y amanece de pronto

no me pidas más tiempo


todo mi tiempo es tuyo
cuando nací estaba gris lluvioso
y mi madre me lo ofreció como un fruto convulso
diciéndome
hijo  vivirás largo tiempo.
desde entonces anduve con un ruido de agua
                                                                         /en la cabeza.

mi tiempo es todo tuyo amor
cuando te dé la santa gana
úsalo en alumbrarte   en alisar la playa
en trastocar el tiempo
gástatelo cantando

no tengo la culpa si se achica
cada vez más   si no me ajusta para verte
si es demasiado corto para abrazarnos
para lamernos como locos para ser
un pulpo desquiciado por las plazas
un surtidor de fuego en las aceras
                                                  en el bus
en cada esquina
                            donde haya un foco descompuesto.
ahora sé que mi madre
me debe un poco de mi tiempo.

poema de amor


la noche ha sido larga.
                                        aquí
                                                ahora no importa.
allí están esas calles donde no te he buscado
por ellas te empujaba la esperanza  el amor
la libertad  la fresca brasa de la noche
allí están la ciudad   la música en sus parques
dafne que en su fragor purísimo ha crecido
mientras jugaba a ser el viento por la casa.

todavía la noche es una sombra                                
                                                          cerrada como ayer
un poco más que lo que era.
cuánta muerte ha corrido por las cañerías.
el terror envenena la espesura   los cuerpos   el aire
pero aún arde en la carne una llama muy vieja;
vení
         acércate
                         tócame
                                       abrí

los ojos temblorosos      los muslos  la sonrisa
y continuemos juntos conociendo el amor
y la revolución de esta noche.


Fruto convulso (1989)


-------------------------------------------------------------------


Efraín López Nieto

(Danlí, 1947).  Realizó estudios de Literatura en la Universidad Pedagógica de Bógota, Colombia. 
Obra: El fruto de hierro (1977); Fruto convulso. El lado en que vivís (1989); Premio Centroamericano de poesía “Juan Ramón Molina” (1986) y premio de poesía Universidad Pedagógica Nacional de Colombia (1979). 

sábado, 14 de septiembre de 2013

"Segunda Mano" y "Lengua Adversa". Rigoberto Paredes


Méridem


Ahora soy, por fin, lo que no  he sido.
Al tiempo, augur del desdichado,
nada debo, nada de mí.
Lo que tengo, o tendré,
pertenece a la certeza del olvido,
o a ti , desconocida, incansable poesía.
Si escribí, si no escribo, si escribiré,
¿qué significa todo eso?
Ah, qué hermoso es este oficio del silencio.



Belleza


Quién eres tú, belleza,
incierta, impura belleza.
Qué  buscas dentro de mí, belleza.
O solo quieres que te nombre , belleza,
como a una recién nacida, belleza,
impostora de ti, de mí, belleza.
Digo, quiénes seremos tú y yo, belleza,
Cuando, de aquí a mañana, belleza,
no seas tú, poesía, mi única belleza.


Vuelta


Mañana volveré.
Mañana, dije, sin mirar tu rostro,
sin mirarnos de frente.
Pero viéndote, viéndonos
como antes nos mirábamos.
A ciegas llegaré,
como un Odiseo tejido y destejido
por el desamor, esa llaga
incurable de tu corazón.
Llegaré, falsa Penélope,
Circe de los amigos
que Edilberto vio convertidos en cerdos,
lestrigona de este viejo caballo de Troya.
Argos me espera.


Cansancio


Ya no quiero, no puedo
dar más de lo que tengo.
Mi corazón boquea como un pez
en el fondo de una nasa abandonada.
Así me veo ante mí mismo:
animal sudoroso, azorado,
viejo poeta, marchito en sus laureles.
De nada me valió
meter mis manos en todas las hogueras
en nombre del amor,
vieja causa perdida.
De nada, haber creído
en la palabra dada
por más que haya nacido de unos labios
dulcemente posados en los míos.
 El tiempo es cruel y juez severo,
Justa o injustamente cruel.
Conozco toda altura y toda bajeza,
sus vacilantes máscaras
que el tiempo, con el tiempo,
va poniendo en su lugar preciso.
Yo he visto rodar glorias,
cabezas bien o mal alzadas
en la plana pública
para honra y prez de fieles
o de incautos.
Yo he mirado la verdad, su temible fijeza,
su mano limpia, amenazante
contra quien no se rinda
a su reino impenetrable, ciego.
Y simples cosas,
extrañas, entrañables pertenencias
no mías, he visto,
y de esto y más daría fe
ante propios y extraños
como un viajero pródigo
que vuelve inesperadamente.
Reconozco, al pavesiano modo,
que es difícil vivere.
Y yo he vivido y he visto y he creído.
Y todo esto cansa, cansa, cansa.
Y yo, yo estoy cansado.


Poétique


Lo adjetivo, Huidobro, es lo que mata,
así como la rosa florecida en tu poema.
Y el poema no es llave;
Cerrojo, cerradura, sí,
de la única puerta que lleva a la poesía.
Crea, cree que creas,
poeta, ciudadano del olvido;
crea viejas palabras y pásalas por nuevas
al mando de tu báculo pontificial, bicéfalo.
Y alce su mano, ante ti, de dios pequeño
el que viniere de otro mundo
a decir lo mismo, ya sabido.
¿Pequeño Dios?, si acaso tú, Vicente,
Pese a tu pecado de originalidad.


De Segunda mano (2010)

 

ARS


Muerdo mi lengua para que más sangre
y la vuelvo a morder para que cante.
Mi lengua larga y doble, como todas
las lenguas enemigas, sotto voce.
Muerdo mi lengua y sangra y la maldigo
porque no es vino lo que de ella brota.
Puro veneno trago. Doloroso
tarugo que mastico y me atraganta.
Lengua adversa sin más: vilipendiada,
viperina y procaz y tabernaria.
Lengua de mí, como si nada, luenga.
Esta es mi obra, digo, parto de estos montes,
fatua palabra sobre palabra fatua
nacidas de mi lengua patética, poética, ¡y ars!

LENGUA FRANCA


Cuando te digo amore, cara mía,
es amor lo que digo, francamente;
y vos decime mon amour
cuando te bese allí,  au déla,
o como se diga en papiamento
o en una lengua muerta.
¿Cómo se dirá amor en una lengua muerta?
Love, not war,
me decía una veterana desalmada
cuando,  ipso facto, me pasaba por sus armas.
Amore, amoris,
te diría un ladino de Verona.
Y yo te digo amor, sin pelos en la lengua,
hagamos ese amor que más nos gusta.

HABERES DE VILLON


Todo lo que sé
me lo legó Francois Villon,
el villano de Angers,
hijo de Guillaume, peor que él,
y de madre desaparecida.
Francois, mâitre y poéte,
le dispensó a Regnier cuatro perros hambrientos
y al señor de Griny, media docena más,
y un pato a la Cholet, por casquivana.
Y a mí, sin que conste en relación alguna,
me mandó en pago por un puño de morrallas
eso que cubre entrepiernas  y pecheras
de Las Carmelitas.
A cambio, de mi parte,
acomodé a los pies de la virgen de los inocentes,
beso mediante,
su reputado florete
de salteador de alcobas y veredas.
Villon, villano amigo,
ya  le entregué a Louvieros
las cáscaras de huevo que dijiste.
Y más y muchas cáscaras
a tus damas de antaño, Thais y Eloísa;
y cáscaras, más cáscaras
a estas mías de hogaño:
pocas de ver, una
o ninguna.

LETRA PARA UN HIMNO



De algo que bien pudiera llegar a ser un país,
de un país que no puede ser, todavía,
estoy hablando.
Falta mucho, todo
lo que un país quiere tener:
un nombre, un nombre propio de país;
tierras, mares y cielos del país;
muertos, vivos por un país;
fama de buen vecino, a pesar del país;
belleza, poetas y animalitos
a salvo en su país.
Un país que no duela sin querer.
Un país que no duela.
Otro país.
Un país que no puede ser, todavía,
es mi país.

CATULINARIAS


2
No quiero, Lesbia, que me quieras
como otras me quisieron.
No sufras tanto, no vale la pena;
pues que duele ese amor,
como el tuyo,
 no correspondido.

9
Pobres cenizas
que una vez ardieron
por un hombre.
Pobres de las que todavía,
como Dido, me aman.

4
Me dijeron
que dijiste que me amabas.
No les creí.
No creo que tú hables
mal de mí
a mis espaldas.

5
Te vi, Lesbia, en las termas,
húmeda te vi, desatinada  y limpia.
¿Por qué no estás así
cuando llego a tu cama?

7
Hombre soy, Lesbia,
y tengo mis urgencias.
Razones, pues, me sobran
que tus platónicas ganas no conocen.
Contigo
o con las otras,
urgentemente
preciso ser fiel conmigo mismo.

10
Te llevaré a Palacio
para que te envidien
cortesanas y avenidos palaciegos.
Vaya, dirán,
qué hace esa entre nosotros.
Así murmurarán las cortesanas, Lesbia.
Esas,
amo y señor yo de todas ellas.

12
Cayo Valerio, me dijiste, te amo.
Y me quedé callado.
Cállate tú y calla tus mentiras,
cara Lesbia.
Yo no te amo, ni amaré a ninguna.
Amar es cosa poca,
dura menos que un bostezo en tu cama.

CONFESIÓN DE PARTE


Yo no voy a morir de amor.
Ya no.
Aquella vez que debí hacerlo, salí huyendo,
huyendo en pos del olvido, esa traición a sí mismo
que anida en el corazón de los enamorados.
Sólo una vez se puede morir de amor.
Morir, sin más, como los héroes:
no importa cuándo, ni cómo, ni dónde.
Simple y sencillamente morir
a manos de quien nos ha jurado amor eterno
y morir sin saber la verdad.
Morir a cambio de nada
o de algún recuerdo, esa falsa pasión,
honra y prez de los que amaron.
Yo no voy a morir de amor.
Yo, el más triste y odioso entre los cobardes.

MUJER DESNUDA


Anoche vi a una mujer desnuda.
Por vez primera
porque uno siempre ve por vez primera
a una mujer desnuda.
Una mujer desnuda
es siempre esa mujer desconocida.
La mujer desnuda que vi
no es la misma mujer
ni aquella noche es la misma noche.
Esta mujer desnuda nunca es igual
a la mujer desnuda
de aquella noche.
Tan sólo estaba así, como en silencio,
porque  su desnudez hablaba por sí sola.
Pero esa mujer gritaba auxilio, auxilio,
desesperadamente corría,
corría cada vez más cerca de mí,
y yo, desnudo, la veía como quien ve
por vez primera a una mujer desnuda.

LAPSUS


Repetiré en voz alta unas palabras.
Amor quise decir cuando escribí tu nombre.
Olvido dije cuando amor decía.
Tonta de ti y tonto quien dice estas palabras.
Darío te daría unas profanas prosas
 Neruda esa cursi canción desesperada.
Lo frío de la noche
recuerda que estás lejos.
El frío y este Claro de luna, de Beethoven.
Nada quiero sin ti;
Perdón, quise decir olvido, amor,
esas palabras.

Autocrítica



Obra & Gracia
me gusta más que Fuego Lento.
Materia Prima
la prefiero a mi media naranja,
Barricada.
Las cosas por su Nombre,
francamente diría: más o menos.
En el Lugar de los Hechos,
ay, ese dislate de alcoba bogotana
me tiene sin cuidado.
Y La Estación Perdida,
escrita fue tan a destiempo
que más parece una romanza
de Romagnesi, il sommo.
Segunda Mano, ¿libro de segunda
hecho pasar  como libro de primera?
Y ahora…Lengua Adversa
para dar de leer a adversos y conversos
y me dejen dormir, sécula seculórum,
 en mis laureles canos.


CUENTAS CLARAS


Un verso dejo,
sádico,
satírico,
y etílico
al enemigo y, si acaso, a la enemiga
de mi vida y obra.
A ver, ¿cuántos enemigos tengo?
Uno que otro  o ninguno;
por gracia de los dioses, ya perdí la cuenta
o por desgracia mía, no me doy ni cuenta.
Hay poetas que se pasan  la vida
ganándose enemigos
como en una lotería literaria.
Yo, por mi parte,
versos  dejo, muchos y  diversos
para que ajusten
y que den contento
a las adversas lenguas
y a esos tristes tahúres de la gloria ajena.

MARTES TRECE


Un día como hoy murió mi padre.
Este día, a mis siete de edad,
me enviaron a la escuela
en castigo porque bañé a Lingüística, mi gata..
Otro día como este cumplí quince años
y me robé una novia entrada en los catorce.
Recién cumplidos los dieciocho,
recibí tremenda carceleada
por apedrear la estatua del general Carías.
Un día como hoy rondaba yo los veinte
y publiqué mi libro, primero, de poemas,
que en brevísimo tiempo
pasto fue de la chanza y del olvido.
A mis cuarenta, ese día, ese día
me casé con la única muchacha de ver
en La Plazuela.
¡Ese día, qué día, no toqué madera!


De Lengua adversa (2012)

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Entre abedules y La plaza roja. José Adán Castelar

El cuervo


A José Adán,
Mi tocayo.

Donde la antigua Dacha
albea entre los álamos,
yerra ya hora en la sombra invernal.

                                         Pasa el graznido
de luto, espinoso de filos,
arqueado sobre un vestigio
de armas.

                                          Y esa voz
ha de perseguirme a través
de la tierra, igual que un cielo
de árboles. Hasta que sea mía
entre otras voces.

También mi ayer es un argüir de alas.


¿Extranjero?


A Julio Escoto


Toda la belleza del mundo
en unos ojos que pasan.

                              Terso oleaje
que oscila,
y la boca roja que marcha al frente
de los deseos.

                                Construcciones
edificadas por el antiguo
miedo o por el nuevo amor,
                              os saludo!

Hago florecer
mis pasos que nunca
se alejan.

                                 Me agrego  la dicha
del universo y, en medio
de mis semejantes, no soy
otro
sino este que canta.

La intérprete


A Helen Umaña,
Verso, amiga.

Hablaba el español con suavidad
tropezadora,
como si temiera irse
de bruces sobre cada palabra. Pero
era tan dulce escucharla.

                              Clara y humilde
como el agua menor.

                               De pequeña
estatura –casi una niña-:
                                cabía
en cualquier “hasta mañana”.

Fue nuestra guía
en los laberintos
de la ciudad.

Conducidos por su mano
Conocimos fuentes y nombres,
                           la rica
cocina rusa y sus preferencias
por Chaikovski
y Esenin.

                            Enseñaba periodismo
en una U local
y vivía con su marido al parecer
al borde de Moscú.

La recuerdo porque nunca fue más brusca
que el viento de los abetos
ni menos sonriente
que una ventana abierta.

Se llamaba МагдаЛNна en ruso,
Magdalena en español.


La Plaza roja


VII

La lluvia se alza como nosotros: para caer.
La lluvia cae como nosotros: con nostalgia.


De regreso


Volver vale la pena, aunque
se haya cambiado
Cesare Pavese

De regreso del viaje
otra vez me reciben los míos,
la litera de cedro,
el viejo piso desconchado,
mis libros,
el balcón
de “manos de hierro”
mis chancletas azules,
dos retratos amados
y este poema que me esperaba
oculto entre mis cosas.


Habitante


Siempre pendiente
de las rutas,
de las estaciones,
de los horarios.

                             Siempre metido
en esperas,
viajes y regresos,
hasta que un día todo
se detenga.

                             Nadie entonces dirá
que no tuve
destino.

Entre abedules y La plaza roja (2013)
 Fue escrito después de dos viajes a Moscú, entre 1985 y 1988.  


--------------------------------------------------------------------------

José Adán Castelar (1941) es Premio Nacional de Literatura (1988), autor de: Entretanto (1979); Sin olvidar la humillación (1987); Poema estacional (1989); Tiempo ganado al mundo (1989); También el mar (1991); Rutina (1992); Rincón de espejos(1994); Laodamia (1999); Venus en el campo (2001); Cauces y la última estación (2006) y Nombrar (inédito), entre otros libros de poesía y cuentos. 
Descarga gratis una selección de poemas de José Adán Castelar


lunes, 22 de abril de 2013

Porque ningún sol es el último. María Eugenia Ramos


Ahora pueden descargar el poemario completo de María Eugenia Ramos: Porque ningún sol es el último. 
Para leer el prólogo y descargar la presente edición digital, entre ahttp://disentimientos.blogspot.com/